La excusa perfecta

Tríptico París Burger

Siempre miré para arriba. Cuando era chiquita y me llevaban de la mano, miraba los balcones y las ventanas de los edificios. A medida que fui creciendo tuve que empezar a prestar mas atención pero nunca deje de observar  cada frente y cada remate que había. Me fascinaba, sobre todo el centro. Es la parte de la ciudad que fue testigo de mis primeros pasos de libertad. Por diferentes razones pasé mucho tiempo caminando sus calles y si bien un martes al mediodía probablemente el caos me genere un buen dolor de cabeza, ir un sábado a la tarde puede ser toda una aventura. Mis papás trabajan por ahí y cada tanto me gusta ir con la excusa de almorzar juntos a caminar por ahí. Así fue que un día descubrimos un lugar muy chiquito en Suipacha donde un chico colombiano muy simpático preparaba sushi. Era tan acotado el espacio que en la barra no entraban más de cinco comensales que tenían el privilegio de ser testigos de las habilidades del sushiman.

Hace unos meses me llegó una foto que mostraba el frente del lugar cerrado. Desesperanzada y convencida de que lo  que iba a venir era uno de esos lugares que venden comida por kilo, taché esa ubicación de mi lista. Un tiempo después me llegó una segunda foto. El mismo local de siempre esta vez anunciaba que próximamente Paris Burger arribaría. Satisfecha con el reemplazo, seguí de cerca la remodelación y apertura (que se hizo desear bastante) y finalmente me dirigí a probar la hamburguesa parisina. Más allá de la emoción de que fuese una hamburguesería, no le tenía mucha fe a la comida. La mezcla de nacionalidades no cerraba en mi cabeza.

Con la barra ubicada del otro lado al que estaba acostumbrada me dispusé a pedir. Ofrecen varias opciones, todas llevan el nombre de algún barrio francés y los ingredientes que acompañan a la hamburguesa tienen cierta influencia también. Opté por la Trocadero: medallón de 200gr., salsa de cebolla con mostaza de dijon, cheddar y lomo. Mientras esperaba veíaa a Christ (alma mater de Paris Burger) armar cada hamburguesa con extrema delicadeza. Caundo me llegó la hamburguesa lo primero que me llamó la atencion fue lo alta que era, una digna Torre Eiffel. El medallón era muy grueso, sin embargo eso no impidió que la cocción fuese perfecta: no estaba ni quemada ni seca. Si bien creo que le falta una vuelta de tuerca al sabor, y eso es algo que se va dando con el tiempo, superó mis expectativas. Los ingredientes estaban muy bien, excepto que mi hamburguesa vino de yapa con lechuga y tomate y ya saben qué opino de la lechuga y el tomate… Tenía un día largo por delante y preferí no pedir papas, así que no puedo opinar, pero Lauta habló muy bien de ellas en su reseña. La relación precio calidad es perfecta para la zona y se ubica por sobre muchos de sus competidores, lo cual no es poco para un local tan joven.

Gracias a Paris Burger no extraño al colombiano que preparaba sushi en Suipacha y tengo una nueva gran excusa para seguir yendo a caminar por ahí y mirar para arriba.

Paris Burger queda en Suipacha 180. Más info en su fan page.

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