Santi Nolla, director de Mundo Deportivo, un diario catalán, le dedicó, allá por el 2012, una de sus columnas a Messi. ‘‘Sobran las palabras’’ escribió. Fin. Sólo tres palabras que decían (dicen) más que cualquier suplemento especial. Menos es más, de eso se trata CARNE.
Su propuesta es simple: hamburguesa y siete ingredientes para combinar a piacere. La belleza de lo simple. Parece poco, pero no lo es, ya que se pueden armar más de 60 opciones diferentes. Una ilusión óptica, como el camino a La Plata, que parece fácil, pero si te pasás de salida, perdiste.
Que CARNE quede fuera del radio porteño la condimenta de mística, como si fuese una especie de peregrinación. La Plata siempre estuvo cerca, pero con la familia de Lu la travesía incluyó error del GPS y mal humor directamente proporcional a la cantidad de recalculandos. Todo se disipó al llegar, imposible no sonreír al ver las hamburguesas. Igualmente el juicio no depende de la mirada.

Foto canchera
El primer contacto físico bastó para recordar a Neruda: si viviera, rescribiría su Oda al pan. Qué ternura para los dedos, y eso que la boca no sabía lo que se avecinaba, o quizás sí. Una vez encallado en la hamburguesa, no sólo reconfirmé lo de la Oda al pan, sino que también le pediría que escriba la del cheddar, y ya que estamos, la del kétchup casero. Los ingredientes son sublimes: sobran las palabras.

La belleza de lo simple
La carne es sumamente sabrosa, pero está amalgamada (oh, qué elegancia la de Francia), muy compacta. Soy más partidario de los ‘‘trocitos’’, no sé cómo describirlo. El tema es que la carne está buenaza, pero los ingredientes tienen tanto rock que se queda un pasito atrás, pero insisto: todo culpa de la gloria de los ingredientes. No me voy a cansar de repetir que el pan, el cheddar, la frescura de la verdura y el kétchup casero juegan otra liga.

Cuándo lo ponen a la venta, la pregunta que todos nos hacemos
Las papas también están a otro nivel. Los viejos de Lu saben mucho de cocina y nos contaron que están hechas con triple cocción, como mandan los libros. El único libro que leo es el de mi panza, que estaba más contenta que perro con dos colas o un fanático de las hamburguesas y los Rolling en La Plata hace un par de semanas.
Apenas terminé de comer, un amigo me preguntó qué onda el lugar. Le mandé una foto de la hamburguesa y me acordé de Santi Nolla, de Messi y de que menos es más.