Mis listas

la esquina donde esta mi hamburguesa

Me gusta hacer listas. Empecé haciendo listas de películas que veía o quería ver, de los libros que merecían una segunda lectura o de canciones para determinado momento. Mi psicóloga diría que tiene que ver con mi necesidad de tener todo en orden y controlado, pero ya se volvió un juego para mí. Esta búsqueda también es, a fin de cuentas, una lista. Una lista de las hamburgueserías que probamos, las que vale la pena volver y las que definitivamente nunca deberíamos haber ido; las que quedan en Palermo y alrededores, en San Telmo y el centro y las que están en otros barrios; las que son exclusivamente hamburgueserías y los restaurantes que tienen una buena hamburguesa en su carta. Una de las listas más divertidas es la de hamburgueserías a cargo de una pareja. En esta lista están Dellepiane Bar, Panachef y hasta donde sabemos La Cresta y On Tap.

También me gusta pensar qué va a pasar en el futuro. Mi psicóloga diría que tiene que ver con mi ansiedad, pero imaginarme qué va a pasar de acá unos años con tantas hamburgueserías y tantos catadores de hamburguesas me divierte. Lauta compara las hamburgueserías a los parripollos de antaño, y siempre concluimos que van a persistir los que tengan un buen producto para ofrecer. Ahí hay otra lista, la que más me gusta llenar, sin dudas.
La Esquina ocupa un lugar en cada una de estas últimas listas (perdón por el spoiler). Por un lado, Mike y Bárbara son los padres orgullosos de esta nueva apuesta hamburguesera. Confiadísimos se fueron a jugar a la cancha de los grandes. El local tiene toda la impronta de Mike y su amor por la música, de hecho la música es parte de la propuesta de La Esquina.
 
La oferta no tiene nada fuera de lo común, hay seis hamburguesas con las combinaciones más populares. Lauta pidió La Esquina (coleslaw, panceta, queso fontina, ceboola crsipy y dressing Big Mike) y yo La Yucateca (mayonesa de Chipotle, pico de gallo, palta, tomate y chiles encurtidos -opcional-), ambos por recomendación de Mike. Lo que me pareció muy bueno, y hacía tiempo que no nos pasaba, es que pudimos comer por un solo billete como en los viejos tiempos.
Otro gran dato es que en cada mesa hay un enchufe con puerto USB para salvarnos la noche a los millenials. Pero la flecha definitiva del cupido hamburguesero me atravesó cuando di el primer mordisco. Últimamente me habían desilusionado las hamburguesas que había probado (TT. Burger, Francis Platz), así que tenía las expectativas por el suelo.
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La Yucateca.

Lo primero que probé fueron las papas y las amé instantáneamente: crocantes y para nada aceitosas (entiendo que capaz no a todos les gustan así las papas, pero a mi sí, las que chorrean aceite tipo bodegón me parecen una patada al hígado). El medallón está muy bien, buena proporción de materia grasa y muy buen punto, capaz un poquitito más de condimento me hubiese gustado, pero no mucho tampoco, eh. El pan es bastante normal, pero no falla, lo cual ya es mucho. Los ingredientes que acompañan vienen en abundancia, son sabrosos y combinan muy bien con el sabor del medallón. Si bien me gustó mi elección, probé la de Lauta y me pareció superior en cuanto a sabor de ingredientes, así que mi próxima cita será con La Esquina o con la Fat Mike (queso cheddar, panceta, barbacoa «7 colores» y pepinillos), porque La Esquina entró en la lista de hamburgueserías regenteadas por parejas y en la de hamburgueserías que vale la pena volver.

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