Hamburguesas una vez al mes. Una propuesta que nos llamó la atención y nos tiramos de cabeza. Llegamos de casualidad, por un evento en Facebook titulado »Comida callejera». La dirección era tentadora, porque queda cerca de mi casa, pero más tentadoras eran las fotos: hamburguesas monstruosas que desafiaban a cualquier mandíbula. Challenge accepted.
Enfilamos para el local y ahí entendimos el porqué del nombre. Tablón afuera y a la calle. Adentro apenas hay una barra para comer de dorapa. A pesar de las dimensiones, el amor es muy grande y bien latino.
La carta de hamburguesas es rara. Abundan los ingredientes en algunas opciones, y como somos un poco reacios al amontonamiento, fuimos a lo seguro: carne de vaca, tocineta, cheddar, cebolla caramelizada y aderezos. Así forma la Sifrinita.
Las hamburguesas mensuales las hacen a la plancha, un sello de la calle. El tamaño del medallón es intermedio, ni tan tan, ni muy muy. Con respecto al sabor, todo Latinoamérica se funde en un abrazo súper sabroso. La relación ingredientes/sabor nos sorprendió. La verdad que no fuimos expectantes y nos encontramos con la sangre latina, esa bien caliente que derrite cualquier iceberg.
La pregunta apenas mordimos fue por qué hacen hamburguesas SÓLO una vez al mes. A veces la espera enriquece la situación. La hamburguesa explota de sabores y es arriesgado incorporarle más jugadores a la escena. Sin embargo, hay condimentos caseros dando vueltas, como la barbacoa, que te obligan a seguir enchastrándote los dedos.
El pan se queda un poco a medio camino. Igualmente se la banca porque no se desarma en ningún momento, a pesar de que la hamburguesa está más cargada que Boca este semestre. Extrañamente no ofrecen papas, así que les debemos ese análisis. La ley del gordito reza que siempre tiene que haber papas. No importa si te llenás con la hamburguesa porque la ciencia identificó un agujero negro donde siempre hay espacio para algo dulce y unas papas. Hay que mimar a ese agujero.
La relación precio/calidad está al límite. Hay algunas opciones que pasan el Roca/Evita. No está mal porque la hamburguesa lo amerita, el tema es que no viene con acompañamiento y eso termina inclinando la balanza negativamente.
Apenas terminamos nos fuimos a charlar con los dueños. En Dellepiane confesamos que cuando estamos satisfechos con el lugar, sale a flota nuestra faceta de carrarotas. Lu sacó la guitarra, yo me dejé el bigote, nos pusimos los sombreros y empezamos con la serenata de amor.
Para alegría de Cupido, otra pareja gastronómica que se suma al ruedo. Los chicos son de Venezuela y hacen todo tipo de comida latina, como arepas y patacones. La hamburguesa es algo excepcional, en todo sentido. Intentamos convencerlos de que la incorporen a su menú. Veremos si la militancia tiene efecto, pero la realidad es que la espera cocina la ansiedad y le impregna una mística que se hace desear, y el deseo siempre suma.
Nos contaron que en septiembre tiran el local por la ventana. Festeja su año de nacimiento y nosotros nos queremos sumar a los festejos citando al segundo encuentro hamburguesero. Lo decimos con anticipación para ver si podemos cocinar la ansiedad, como hacen ellos con sus sabrosas hamburguesas.
Ubicación:
- Sánchez de Bustamante 1470 (Palermo).
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¿Dónde está mi hamburguesa? 