Lo más lindo de buscar la mejor hamburguesa es cuando nos sorprendemos. Como en el amor, ¿no? Lauta y yo nos conocemos hace siete años, y en ese momento jamas hubiese pensado que íbamos a terminar juntos. El amor no te avisa, no te da tiempo a prepararte. De la misma forma que Panachef no le avisó a mi paladar lo que estaba por experimentar.
En algún lugar de internet leí, hace ya un año, una recomendación sobre las hamburguesas de Panachef. Quedaba cerca de lo de Lauta, pero cuando inspeccioné el menú no encontré la opción de hamburguesas y lo archivé en mi inconsciente. Tiempo después y gracias a la magia de las redes sociales me crucé con un evento que anunciaba un festival de comida callejera. Los muchachos de Panachef se iban a dedicar durante el fin de semana a hacer hamburguesas. Comer en la calle era la premisa del evento. Un poco tímidos llegamos al lugar. Contrario a lo que esperabamos, la movida era bastante tranquila. Un par de mesas largas en la puerta con gente con todo tipo de acentos comiendo y tomando. Hacía calorcito, era viernes a la noche y el amor estaba en el aire. No solo por nosotros, sino por los dueños y responsables de Panachef, una pareja de venezolanos que le pone una pizca de su amor a todo lo que cocinan (y créanme que eso no es poco). Entusiasmados con el paralelismo con Dellepiane nos pusimos a charlar. Están por cumplir un año, hacen comida típica venzolana por lo general, pero una vez por mes se dan el gusto de hacer hamburguesas. La variedad que ofrecen es bastante interesante y desafiante (combinan cerdo, vaca y pollo), pero nosotros optamos por lo mas tradicional. Pedimos la Sifrinita: carne, tocineta, queso cheddar, cebollla caramelizada y aderezos. Papas no hay, pero de regalo nuestras hamburguesas vienieron con papas pay adentro. Un detalle que a Lauta no le gustó, pero a mi sí. Nos sentamos a esperar el pedido afuera en una de las mesas, el calor y los acentos me hacian sentir de vacaciones a tan solo tres cuadras de Santa Fe y Coronel Díaz. Poco después llegaron las hamburguesas, enormes. Con el ojo ya entrenado nos dimos cuenta que el destino quería que fuesemos ahí. Sólo faltaba dar el mordisco para el veredicto final. La hamburguesa de Panachef tiene un sabor que no encontré en otro lugar. No se cómo explicarlo, querría decir dulce, pero no es eso, el secreto tiene que estar en los condimentos y aderezos que transmiten alegría caribeña. La carne estaba en el punto justo y las papas pay para mi le dieron un buen puntito extra. Llenos y felices nos fuimos a despedir de David y Faby.
Si bien la relacion precio/calidad esta un poco por encima de los standares, recomiendo que cuando abren sus puertas y sacan sus mesas a la calle se acerquen a probar las hamburguesas de Panachef y se vayan un ratito de vacaciones.
Panachef queda en Sanchez de Bustamante 1470 y abre de lunes a sábado, medidía y noche. Si quieren ir a probar las hamburguesas fíjense en su fan page en qué fechas las preparan.